La amé con tanta locura, que me fundía en la carne cada vez que veía sus ojos en el sol de las mañanas.
Contemplar cómo sus lágrimas hacían mares de agua dulce, es el misterio que nunca podré revelar, es el momento del cual viviría día a día, es una de las razones por la que jamás quitaré de mi memoria su rostro.
La amé con tanta pasión que el roze de sus manos, de su cuerpo, contra mí, erizaban hasta el borde de mi triste alma. Y sus cabellos, ¡sus cabellos! Puedo describirlos con los adjetivos más clichés y más pulcros de nuestro vocabulario.
Ella era el universo, plagado de constelaciones. Ella era el haz de luz que aterrizaba en la luna. Ella era mi latido. Ella era la sangre que se hacía un río caudaloso en las venas. Ella lo era, porque no está más. No la encuentro, no sé cómo pasó, instantáneamente se desvaneció de la existencia. Ahora no entiendo el lugar y el espacio que piso. Se me es imposible explicar de dónde me surgen estas palabras tan heridaviva, ¿a dónde se va mi eco frágil colmado de amor, colmado de dolor? ¿ella lo estará escuchando?
No la puedo encontrar, y me desgarro. No me puedo encontrar, y me engaño.
Volvamos, por favor, que nos extraño sin piedad.
3 comentarios:
Ella siempre escucha =)
Che loca, sos una gran escritora.
Este texto, particularmente, me encantó. La forma en que está narrado, los sentimientos de cada uno de los protagonistas. todo.
Me gustaría saber tu crítica constrcutiva sobre mi texto, s'il vous pleis.
Este tuyo, realmente me encantó, toda la dinámica es genial. Pero me quedo con el último. Esa sola frase, dice muchísimas cosas. en fin, oh.
Ella era pi, era el universo.
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