Primero

Eran las diez de la noche cuando el Hombre llegó con los segundos análisis. Los tiró sobre la mesa; el trabajo ya le había generado suficiente presión por un día. Contestador...0 llamadas perdidas. Mejor.
Abrió la heladera, poco abastecida. Sopesó sus opciones y tomó la porción de pizza. Con los ojos fijos y vagos en el papel blanco de hospital se sentó con una sensación de paz intranquila. Las preguntas se abalanzaban hacia él como buitres sedientos... Hizo caso omiso a éstas y probó su primer bocado de napolitana.
Repentinamente dejó la fría comida en el plato. Con el cigarrillo encendido alejándose del comedor… sintió una ráfaga de tirar la rutina a la mierda, envalentonarse y dirigirse a un nuevo sitio donde no temiera del poder de sus elecciones.
Pero no. El Hombre había sido educado de una manera que lo encaminó a adoptar el lema Estudio-Trabajo-Familia por sí mismo.
¿Por qué carajo pensé toda mi vida que las cosas eran así y asá? ¿Por qué carajo no me preocupé por vivir en primer lugar?
La expresión y la observación no eran su fuerte. Pero hoy se sintió con las agallas necesarias para contemplar absolutamente todo su alrededor.
En el estudio... nunca fui el mejor, de hecho no era nada bueno...Jamás me destaqué.
Recordó un par de caras de antiguos compañeros...Nostalgia plena. Se lamentó por no haber conservado ningún número telefónico de alguno de ellos.
Siguió repasando los objetos del comedor minuciosamente, mientras alternaba alguna que otra mirada perdida.
El trabajo...tuve una suerte desafortunada. Soy un empresario, bien posicionado, con un excelente sueldo, con un laburo cliché, aburrido, agotador, colmado de corruptos...
La Luna formaba un disco completo. Estaba más blanca de lo normal.
"La pobre Luna, tan pulcra, está pálida de ver las atrocidades humanas! Pero, mírala, ríete con ella, que llorar trae tanto frío", repetía su tía Julia, cuando el hombre era todo un inocente de rizos castaños...
Un gato negro de ojos pardos, interrumpió sus pensamientos cuando saltó del balcón 'C' al 'D'. Encendió su tercer cigarrillo.
"Estudio-Trabajo-Familia"...No funcionó en él... Miró el cielo, y se sintió dichoso de tanta noche.
En la penumbra, antes de que pudiera rebosar una lágrima de su ojo vidrioso, sintió una llamarada proveniente del interior...
Comenzó a toser estruendosamente... No, otra vez, no… susurró para sus adentros.
Miró la noche nuevamente y prometió que volvería a estar con ella en cuestión de segundos, luego de encontrar un calmante para su garganta. Revisó cajones, desordenó estanterías, entró en desesperación. Nada.
La tos, se volvió más dolorosa, a la par del ruido. Flaquearon sus piernas, cayó al piso.
La garganta del Hombre, no expulsó más humo sino trozos de...algo. Escupió sangre a la vez, y la tos no cesó.
"La puta madre; los análisis…" Recordó. Trozos rosados salían de su boca involuntariamente, y aumentaban a medida de que el Hombre, encontraba lucidez en la situación.
Las puertas de sus inquietudes se habría de par en par, como la carne del piso. Todo el abatimiento cubría como un manto oscuro la lámpara de respuestas que encendía segundo a segundo…
El dolor aumentaba… y la felicidad también! El Hombre se retorcía sobre sí, encogiéndose, con ideas infinitas, avasallantes.
Dicen que cuándo estás a punto de morir todo se revela. Bloqueado de líquido bermellón conectó toda su vida en un cortometraje. Enlazó todas las soluciones de sus interrogantes y a medida que se acercaba a the end of the line, más verdades fueron catapultadas de su boca, tapando las grietas de la muralla. Toda la oscuridad que enmarañaba su cuerpo, fue amarrada por los sueños que alguna vez quiso concretar.
TOSDOLORSANGRESALGOSDECUERPO
El Hombre se abalanzó hacia el fulgor de la luna. Sonrió con autenticidad, pues volvía a ver la noche como había prometido. Saltó hacia el sentido junto a la blanca
LUZ.