domingo, 26 de septiembre de 2010

Comunicación corporal

Dejá de patearme el pecho y revolverme el estómago. No me succiones más la piel con tus labios porque juro que me quema. Entre tanto humo no puedo resolverme con claridad y quedo al borde de encadenarme a tus brazos. Fuertes como árboles, de primavera, en donde yo pedí estremecerme-
pero ya no, porque duele: es que te veo con otra, y concientizo que mis sentimientos quizás no sean tan ficticios como yo los creía. De todos modos, con vaivenes o sin vaivenes, te voy a querer igual, negrito.

1 comentario:

fran dijo...

lindo, me gustó el final